Quizás lo veíamos lejano, pero poco a poco hemos sido consientes de una realidad no ajena a nosotros, la pandemia del coronavirus, la cual nos ha obligado a mantenernos en confinamiento y acatar restricciones, cambiando nuestras rutinas desde el hecho de desplazarnos a nuestro lugar de trabajo, hasta como mercar.
Sin duda alguna el confinamiento tiene un impacto a nivel psicológico, puesto que con ello viene no solo una crisis en el sistema de salud, sino también una crisis económica, además del proceso de adaptación por el cambio de rutinas y el desplazamiento de contextos como el laboral y educativo al familiar. No obstante estos cambios son asimilados por cada uno de nosotros de manera distinta, aunque se hagan presentes sentimientos en común.
“Sentimientos y reacciones en común frente a la pandemia como el miedo, la incertidumbre, la frustración, la susceptibilidad, la ansiedad, el aburrimiento”
Todas estas son normales en momentos o circunstancias de la vida, en las cuales nos enfrentamos a algo desconocido y sobre lo que no tenemos el control, lo que nos lleva a experimentar un sin número de emociones.
Sin embrago en la otra cara de la pandemia está también el personal de salud y las personas contagiadas, las cuales han sido víctimas de ataques, discriminación entre otros y además de ello, algunos luchan no solo con emociones displáceteras, sino también contra la soledad por estar aislados.
“Negar las emociones negativas es como moverse entre arenas movedizas, entre más las evites más te hundirás en ellas”
¿En qué medida entonces nos afecta psicológicamente la cuarentena? En la medida en que bloqueamos o evitamos las emociones que nos generan malestar. El permitirse expresarlas disminuye la tensión y los síntomas asociados al estrés, que a su vez pueden derivar en enfermedades.
No obstante y para tener presente, cabe mencionar que todos procesamos las emociones de manera distinta y contamos con estrategias de afrontamiento diferentes, recursos psicológicos a partir de los cuales establecemos la manera en que hacemos frente a las adversidades.
“Las estrategias de afrontamiento son la caja de herramientas frente a las adversidades”.
Por tanto según las diferencias individuales a nivel psicológico, para algunas personas la situación de confinamiento puede derivar en la acentuación o aparición de trastornos asociados al estado de ánimo como depresión y ansiedad y alteraciones en el patrón de sueño y/o alimentación. Si se identifica que dichos síntomas se agravan es recomendable acudir a un profesional de salud mental, ya sea un psicólogo o un psiquiatra.